La felicidad, según La Biblia

Quiero contarles una historia.

“Años atrás, con un grupo de amigos, decidimos ir a pescar. Llovía. No era el mejor día para salir de pesca. Luego de dejar los vehículos algo lejos, tuvimos que caminar hacia el río, debajo de la lluvia. Dudando de seguir adelante analizamos la posibilidad de volvernos.

En el trayecto, pasamos frente a una importante y hermosa casa, su dueño se encontraba en la puerta, y amablemente, teniendo en cuenta nuestra desventura, nos invitó a compartir su casa con él.

Pasamos un día hermoso, como suelen ser los días de “pesca”. Compartimos nuestra comida con Ricardo, así era su nombre, conversamos de la vida, la economía, la política y por supuesto hablamos de fútbol.

Todo parecía estar en orden, hasta que, a la hora de retirarnos, vimos a Ricardo llorar en silencio. Nos sorprendió.

Al ponerle la mano en el hombro y preguntarle qué le pasaba, nos dijo: “Los envidio… daría todo por volver a una casa, aunque sea una pieza, y que una mujer y mis hijos me estén esperando con un beso. No soy feliz”.

Ese día, conmovidos, sin saber que decirle, terminamos todos lagrimeando y llorisqueando junto a él, como yo lo estoy haciendo en este momento, al recordarlo”

El mundo, particularmente los jóvenes, a quienes no culpo porque yo también lo fui, suelen estar confundidos respecto a la felicidad. Se la asocia e esta, con el placer momentáneo, la comodidad y los bienes materiales, que no tienen nada de malo en sí mismo, pero la realidad y el tiempo suelen mostrar otra cosa.

La Biblia tiene mucho para decirnos respecto a la felicidad verdadera.

La identifica como algo más profundo que el placer momentáneo o la comodidad, y de ninguna manera, presenta a la felicidad como un “estado emocional constante”, sino como una vida con altibajos, pero basada en actitudes y decisiones correctas, como también, en principios, tanto prácticos como espirituales correctos.

-La felicidad no está ligada a la acumulación de bienes:

“La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.” Lucas 12:15

“Porque nada trajimos a este mundo, y sin duda nada podremos llevarnos. Así que, teniendo sustento y abrigo, debemos estar contentos con esto” 1 Timoteo 6:7-8

-Ayudar a otros, forma parte de la felicidad.

“Más bienaventurado es dar que recibir” Hechos 20:35

-La rectitud de comportamiento y la honradez nos genera paz interior.

“El que anda en integridad anda confiado” Proverbios 10:9

-Las relaciones apropiadas, las amistades correctas y las familias sólidas, son clave de la felicidad.

“Mejores son dos que uno… porque si cayeren, el uno levantará a su compañero” Eclesiastés 4:9-10

-Hacer del agradecimiento un hábito diario, transforma la manera de vivir y de pensar.

“Dad gracias en todo” 1 Tesalonicenses 5:18

-El apóstol Pablo, que conoció tanto la abundancia como la necesidad, lo resumió así:

“No es que haya pasado necesidad alguna vez, pero he aprendido a estar contento con lo que tengo” Filipenses 4:11.

-El trabajo bien hecho satisface y dignifica.

“Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas” Eclesiastés 9:10

-La verdadera felicidad no está en lo que tenemos, porque el dinero, las comodidades y el éxito social pueden dar alegría pasajera, pero no llenan el vacío del alma.

“No se hagan tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan… Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” Mateo 6:19

-Los cristianos sabemos que, aunque el mundo nos vea pobres, si tenemos a Cristo, somos inmensamente ricos, porque en Él lo tenemos todo.”

“Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” Juan 10:10.

Juan Alberto Soraire

Un cristiano del montón