Las tradiciones en el cristianismo

Los cristianos estamos obligados a ser claros, contundentes y precisos, cuando nos referimos a este tema:

Ninguna tradición, práctica, o enseñanza humana, debe contradecir, distorsionar, modificar o imponerse por encima de los principios establecidos en la Biblia”

Las tradiciones, son costumbres, prácticas, creencias o expresiones culturales, que se transmiten de generación en generación, dentro de una comunidad, familia o sociedad. Pueden ser de carácter religioso, social, cultural o familiar, y suelen reflejar la historia de quien las practica.

No tienen nada malo en sí mismo, por el contrario, fortalecen el sentido de pertenencia, nos traen generalmente gratos recuerdos y permiten que ciertas costumbres se mantengan vivas a lo largo del tiempo.

En el caso particular del cristianismo, que es el tema que nos ocupa, debemos remarcar un par de cosas:

-Cada uno de los principios que lo rigen, se encuentran en La Biblia, en ningún otro lado, particularmente en el Nuevo Testamento, el cual está constituida su base doctrinal. Sin el Nuevo Testamento no existiría el cristianismo.

-El contenido dogmático del Nuevo Testamento, resulta ser el mismo en la gran mayoría de las biblias utilizadas por católicos, ortodoxos y evangélicos (o protestantes), hecho que nos permitiría asegurar de que no debería haber mal entendidos o confusiones a la hora de escudriñarlos.

La única excepción es la versión utilizada por los Testigos de Jehová, que presenta diferencias significativas.

Ahora bien, ¿Podría alguno de ustedes explicar con fundamentos válidos por qué debemos seguir practicando una serie de rituales puramente humanos, creados por hombres, sin duda bien intencionados, solo porque se vienen repitiendo desde hace años o siglos? ¿Acaso la antigüedad de una costumbre la convierte en verdad absoluta o en voluntad divina? ¿Alguno se ha preguntado qué piensa el Dios de La Biblia al respecto?

Aproximadamente en el año 1440, Johannes Gutenberg inventó la imprenta. Anterior a ello, no existían los libros, y cuando los hubo, no había acceso generalizado a ellos, mucho menos habría una Biblia al alcance del pueblo.

La gran mayoría de las personas eran analfabetas, no sabían leer ni escribir, y, por lo tanto, dependían totalmente de lo que otros les enseñaban, sin tener forma de comprobar si lo que oían era verdad, error o mentira.

En ese contexto, era comprensible que se perpetuaran tradiciones sin un análisis personal de las mismas a la luz de las Escrituras.

Hoy, vivimos en una época radicalmente opuesta. Cada uno de nosotros lleva La Biblia en su teléfono celular, en múltiples versiones, idiomas y formatos. Nunca en la historia de la humanidad fue tan fácil acceder a la Palabra de Dios.

Sin embargo, y aquí lo llamativo, la gran mayoría de las personas que se identifican como cristianas siguen ignorando el texto bíblico.

La gran mayoría de los cristianos, no conocen su contenido, no saben qué creen ni por qué lo creen, ni pueden explicar en quién han puesto su fe. Y lo más preocupante: siguen repitiendo fórmulas, ritos y expresiones sin preguntarse si tienen algún sustento bíblico, o, inclusive, si no son condenadas por la propia Biblia.

La Biblia no es una colección de opiniones humanas, sino la expresión directa de la voluntad de Dios para nosotros. Sin embargo, muchos prefieren seguir actuando como si fueran ciegos o dependientes espirituales, aceptando sin cuestionar lo que siempre se ha hecho, aunque contradiga el Evangelio.

Como lo afirmamos en otro posteo, esta actitud refleja una forma de "analfabetismo espiritual", una fe superficial que no se alimenta del conocimiento directo de la Palabra, sino de tradiciones heredadas. Yo los denomino, sin eufemismos, aunque a algunos no les guste la expresión, “tarados espirituales”

No se trata de despreciar la historia o la tradición, sino de poner todo, absolutamente todo, a la luz de las Escrituras.

Si algo no concuerda con lo que el Dios en quien creemos ha revelado, por más antiguo o bien intencionado que sea, debemos tener el valor, el coraje y la madurez espiritual para dejarlo de lado. Pero claro, si no escudriñas La Biblia, no te vas a enterar nunca.

La verdadera fidelidad a Dios no está en repetir lo antiguo, sino en obedecer lo eterno, porque lo que está en juego, es precisamente nuestra vida eterna.

Jesús, condenando la actitud de algunos, se refirió al tema de la siguiente manera:

“Porque ustedes, dejando de lado los mandamientos de Dios, se aferran a la tradición de los hombres...”
Marcos 7:8

También expresó lo siguiente:

“Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí... Porque dejando de lado el mandamiento de Dios, se aferran a la tradición de los hombres…”
Marcos 7:6-7

Quizás vos, que te auto percibís cristiano, católico o evangélico, no importa, deberías dejar de mirar para otro lado y hacerte el distraído. Algún día te lo pueden reclamar.

No debemos olvidarnos que:

“Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”
Hechos 5:29

Juan Alberto Soraire

Un cristiano del montón